domingo, 5 de julio de 2009

Los dientes de la luna roja

Como el canto de un cristal al rojo
que fuese soplado por el cielo nocturno
la luna de sangre se alza como una enorme pupila,
que brilla por el reflejo de la luz del huidizo Sol.

Y las pupilas de sus hijos y adoradores
brillan rojas, como ella, mientras la contemplan,
prendiendo su sangre de furia y solemnidad.


Y la roja madre de la noche se refleja ahora
en las gotas de sangre derramadas en el claro,
sangre de los invasores del sagrado bosque carmesí,
el valle del eterno otoño,
que junto a sus antorchas ahora apagadas yacen,
junto con los guardianes asesinados y quemados,
cuyos hermanos aúllan, llorando con su madre,
cuyas lágrimas son fuego caído del cielo
que clama venganza...

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