Como la soledad enfocada,
que sólo se cura con su presencia.
Como el calor, la belleza, aislados.
Un abatimiento que deja helado,
pensamientos desconsolados....
Como el tiempo que tritura
cuanto más larga se hace la espera,
interminable la carrera hacia lo anhelado.
Como el terco, cándido, desgraciado letargo.
Los días ansiados, los rezos desesperados.
Como el sol del invierno, que no calienta ni consuela.
Como la noche eterna que nos imbuye de pena.
Desgracias sembradas por la estupidez,
antiguos pecados culpas, achaques de la vejez.
El murmullo de un manantial que mana ponzoña,
el sufrimiento del subconsciente que los horrores atesora.
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